EL ARTE DE EVOLUCIONAR

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Helena Petrovna Blavatsky

HELENA PETROVNA BLAVATSKY

ELCORAZÓN DE LA DOCTRINA SECRETA

En esta etapa del despertar del Universo, el simbolismo sagrado lo representa como un Círculo perfecto con el Punto (Raíz) en el centro. Éste era un signo universal, y por lo tanto lo encontramos también en la Kabalah. Sin embargo, la Kabalah occidental, en la actualidad en manos de los místicos cristianos, lo ignora por completo, a pesar de hallarse claramente presentado en el Zohar. Estos sectarios comienzan por el fin, y presentan como símbolos del Kosmos pregenético el signo ⊕, llamándolo “La Unión de la Rosa y de la Cruz”, ¡el gran misterio de la generación oculta, de donde procede el nombre Rosacruz (Rosa Cruz)! Esto puede deducirse de uno de los más importantes y mejor conocidos de sus símbolos, el cual, hasta la fecha, jamás ha sido comprendido ni aun por los místicos modernos. Éste es el pelícano rasgando su seno para alimentar a sus siete hijos, el verdadero credo de los Hermanos de la Rosa-Cruz, y una emanación directa de la Doctrina Secreta de Oriente.

Sus enseñanzas principales son resumibles en las siguientes proposiciones: 

Que la Moral estriba en la Ley y en el hecho. 

Que la Ley Moral es la Ley Natural. 

Que la Evolución lleva a la Virtud. 

Que la «identidad fundamental de todas las almas con el Alma Universal», hace posible el contagio moral a través del medio psíquico sutil.

Que la Identidad Espiritual de todo Ser convierte la Hermandad Universal en el único sendero posible para las personas en la búsqueda de la verdad. 

No confiaba en apelar al sentimiento. Vio que las religiones existentes no tuvieron éxito en esto; que la civilización moderna lo frustra y la emotividad no es una base para la Voluntad que anula todas las tentaciones carnales y la Fe capaz de mover montañas. 

Así, enseñó el aspecto científico del pecado y su implicación. Enseñó que la Ley Universal, en cada departamento, se opone rígidamente y castiga la comisión del pecado, y mostrando el libre albedrío humano contrapesado por la declaración «La venganza es mía, dice la Ley, yo reparé». Enseñó que la tremenda responsabilidad del ocultista se extiende hasta el átomo más diminuto de la materia, por siempre nos prohíbe formularnos la pregunta de Caín a la que nos sometemos diariamente: «¿Soy, acaso, el custodio de mi Hermano?». Enseñó que la respuesta profunda reverbera en las edades, según podemos leer en nuestras Biblias: «¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano me clama desde la tierra». Enseñó la justicia y su verdadero discernimiento sin olvidarse de la Misericordia y del Amor. Una vez escribió: «El ha desarrollado un odio extraordinaria hacia mí, sin embargo, lo amé demasiado para odiarlo». Sobre todo enseñó que «aquellos de corazón puro ven a Dios», impartiendo esto como un hecho científico y mostrando su posibilidad, material y espiritualmente, a través de las leyes espirituales operantes en la Substancia única y al evidenciárnoslo, elevó nuestro osadía más allá de las estrellas visibles.


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